Artículo de Paula Fuentes publicado en Cinco Días

Empiezo esta reflexión acordándome de que justo antes de esta pandemia había quedado con los responsables de formación del Colegio de Abogados de Madrid para hablar sobre transformación cultural. El título del taller iba a ser la: “La transformación en la cultura de los despachos y asesorías jurídicas como consecuencia de la digitalización”. Para ese taller, uno de los asuntos a tratar, el fundamental, era la importancia de involucrar y concienciar a las personas en todos estos procesos de cambio propiciados por las nuevas tecnologías e internet.

 

Ahora más que nunca y después de la situación que estamos viviendo, con la crisis de la Covid-19, ha quedado patente la adaptabilidad del ser humano en casos de necesidad a cualquier circunstancia. Ya lo escribió el profesor Victor Frankl en su libro, El hombre en busca de sentido. Esta crisis ha acelerado la transformación digital del sector, ya no se trata de convencer a los abogados más reticentes de la nueva realidad económico-laboral, porque ellos mismos se han tenido que adaptar: teletrabajando, siguiendo la actualidad en redes, comprado en Amazon, etc. Sin embargo, sí que es urgente hacerles entender, comenzando por el líder, de la importancia de desarrollar el talento de sus abogados para adaptar el sector legal al nuevo escenario y contribuir a la mejora sustancial del ambiente de trabajo y en consecuencia de la calidad y agilidad en el servicio. En una encuesta llevada a cabo hace un mes por F&B Consultores, en la que se ha preguntado a más de 250 abogados de siete despachos por categorías, desde junior hasta socio, una de las preguntas era el teletrabajo: El 64 % de los abogados consultados no había teletrabajado antes a pesar de que el 95 % afirma que su empresa estaba preparada para ello. Además, un 42 % de los abogados cree que el teletrabajo no afecta al desempeño de sus funciones o, incluso, cree que estas se ven afectadas positivamente; solo un 9 % de los encuestados se ve muy afectado negativamente por el teletrabajo, son los juniors que comentan que han dejado de aprender de los seniors en «capacidades”.

 

Cobra protagonismo en estos tiempos el concepto inteligencia emocional, popularizado por Daniel Goleman en 1995, que alude a la capacidad de poder leer nuestros propios comportamientos y emociones para trabajar en entornos cambiantes, saber autogestionarnos y crear valor para el negocio. La era digital no es una cuestión de tecnología sino de personas y cultura; es vital tener nuevas o desarrollar nuestras capacidades de comunicación, colaboración, compromiso, manejo de las redes, autogestión, participación. ¿Sabemos compartir? ¿Cómo estamos haciendo el cambio de cultura? ¿Son suficientes las iniciativas en las que estamos trabajando con nuestros empleados?

 

Las tecnologías configuran una nueva cultura empresarial donde, frente a organizaciones jerárquicas, se impone una nueva forma de entender el trabajo, más horizontal y transparente: la redarquía, trabajar en red y con redes. No se trata de cambiar el software de una empresa, significa compartir y colaborar creando valor añadido para el negocio, a través de la innovación y las nuevas herramientas que posibilitarán la transformación de los negocios legales en entornos agradables y más productivos. Este nuevo sistema es complementario a los sistemas jerárquicos y contribuye a agilizar el trabajo, como ya está ocurriendo en muchos negocios legales.

 

Enumero las que considero importantes: conciencia de uno mismo, colaboración, autogestión, manejo de nuevas tecnologías, adaptabilidad a los nuevos entornos/flexibilidad, transparencia, conciencia social, habilidades sociales, innovación/apertura/curiosidad, coherencia.

 

No es fácil mejorar en capacidades, porque en el cambio de conductas no solo interviene el neocortex, sino también los centros emocionales del cerebro. Esto es, para dominar un nuevo hábito se necesita repetición y práctica, deseo sincero y esfuerzo coordinado, para poder hacer una conversión real que impacte en la cultura y esta en la cuenta de resultados.

 

Los despachos y las empresas en este escenario seguro que ya están trabajando en: ¿Cómo hay que preparar a los equipos? ¿Qué capacidades han de desarrollar los lideres/socios, directores/directores de asesorías jurídicas? ¿Qué características ha de tener el nuevo líder?

 

Es apasionante pensar que nos encontramos ante una nueva forma de concebir nuestra cultura económico social en la que, como dice el economista Nassim Taleb en su publicación El cisne negro (2007), lo importante es “lo que no sabemos” frente a lo que ya sabemos.

 

 

Paula Fuentes Bueso, managing partner y coach en F&B Consultores Executive Search