La inteligencia emocional, se empieza a definir como concepto en 1982, cuando el psicólogo y profesor Howard Gardner demuestra la ineficiencia para valorar la inteligencia humana, de las pruebas que se hacían para medir el Coeficiente Intelectual, destacando la importancia de valorar las capacidades y habilidades psicológicas que implican el sentimiento, entendimiento, control y modificación de las emociones propias y ajenas. Este concepto fue tratado por primera vez en 1985 por el profesor Wayne Payne, y popularizado definitivamente en 1995 por el escritor y periodista Daniel Goleman. No nos sirve de mucho un cerebro brillante desde el punto de vista del Coeficiente Intelectual, si no sabemos autogestionarnos, entender a las personas con las que trabajamos, percibir y empatizar con nuestro interlocutor, tomar decisiones sin miedo, y regular y gestionar bien nuestras emociones en beneficio propio, porque seremos más felices y si lo somos crearemos ambientes constructivos y de desarrollo personal.
La inteligencia emocional en la empresa la fundamenta Goleman, en la diferenciación entre inteligencia emocional intrapersonal e inteligencia emocional interpersonal. La primera se refiere a la capacidad que tenemos de comunicarnos con nosotros mismos y manejar con habilidad las emociones propias; la inteligencia emocional interpersonal es la que tiene que ver con la capacidad para comunicarnos con las personas. Dentro del primer grupo estaría la autoconciencia emocional y la automotivación, y en el segundo grupo estarían la empatía y las habilidades sociales.
¿Cuáles son las competencias/habilidades a desarrollar o reforzar en el caso de un abogado que quiera tener éxito en su profesión?
En mi experiencia de más de diez años como coach, mentor de abogados y orientador profesional del sector legal, he tenido la oportunidad de acompañar a abogados que intentaban desarrollar sus habilidades “blandas” para ser más exitosos para sus despachos/empresas, o por haber cambiado de despacho o de jefe etc… Pues bien, tras la Covid-19 hasta los negacionistas se tienen que adaptar en las habilidades que describo a continuación:
- Habilidades Comerciales: para tener habilidades comerciales hay que, en primer lugar, ser generosos, solamente teniendo en cuenta al otro y reconociendo que en última instancia buscamos su afectividad, su cercanía, compañía y complicidad podremos lograrlo. La afectividad tiene mucho que ver con la confianza, la lealtad y el espíritu de servicio, ser servicial es ser generoso, por lo que como estamos viendo, ser comercial tiene mucho que ver con este valor/virtud. La generosidad, a su vez tiene dos caras: saber dar y también saber recibir. En segundo lugar, para ser comercial hay que saber anticiparse a las necesidades del cliente. En tercer lugar, es importante ser claros y simples en el servicio que queremos ofrecer. Un cuarto aspecto para tener en cuenta sería arriesgar y un quinto aspecto importante es saber comunicar bien lo que tratamos de vender.
- Comunicación: aprender a escuchar, es básico, para una buena comunicación. Escuchar es oír + interpretar, que nada tiene que ver con terminar las frases del otro, pensar en que le voy a responder antes de que acabe etc… Si sabemos escuchar damos espacio al otro mostrándole respeto y favoreciendo el buen entendimiento. Asimismo, es interesante saber establecer vínculos afectivos que es ir más allá de la comunicación, y también mejora las relaciones con los demás porque el “otro” se siente aceptado/incluido y al estar relajado, está abierto a la escucha, además, la apertura rebaja la carga negativa de las conversaciones, si existen vínculos; la ira se transforma en perdón, la frustración en la búsqueda del compromiso, el miedo en aceptación. Además de saber escuchar y establecer vínculos, tenemos que ser capaces de transmitir nuestros puntos de vista, siendo asertivos. Ser asertivo tiene mucho que ver con comunicar bien: el asertividad, es poder expresar nuestros propios argumentos, sin agresividad o pasividad, de manera clara y respetuosa, siendo capaz de considerar la existencia de otros puntos de vista.
- Habilidades Sociales: en este punto lo más importante, al igual que en las habilidades comerciales (que están íntimamente unidas, aunque difieren en el objetivo), es una vez más escuchar “al otro” e incluirlo en la conversación, saber intervenir cuando es necesario en una conversación o callarse en su caso. Saber dar y recibir feedback, llevarse bien con los compañeros y jefes. Es interesante desarrollarlas porque reducen el nivel de estrés y aumentan la autoestima.
- Innovación: aprender a solucionar problemas complejos de forma diferente, crear nuevas ideas que hagan más eficaz el trabajo. Buscar soluciones prácticas a problemas complicados.
- Curiosidad: tener ganas de aprender no solo sobre tu propio negociado, sino en todos aquellos aspectos que estén relacionados con él. Aprender a entender las estrategias de otros despachos, abogados de proveedores siempre que puedan influir en la forma de desarrollar mejor tu desempeño.
- Aprender a gestionar mejor la carga de trabajo: trabajamos “la declaración del no”, y los actos del habla; lenguaje, escucha.
- Habilidades para el autocontrol emocional/autogestión del estrés: el sistema límbico es esencial para el control de la conducta del ser humano, y en él está la amígdala. Es la amígdala la que nos hace reaccionar produciéndonos estrés y bloqueando nuestra capacidad de pensar; al estar conectada con el cerebro racional a través del lóbulo frontal y reaccionar, se desconecta/paraliza el cerebro racional quedándose el pensamiento lógico supeditado a nuestras emociones. Daniel Goleman, ya habló del “secuestro amigdalino”, pensamos peor y cometemos errores. Hay técnicas que nos ayudan a controlar nuestras reacciones y sentimientos en situaciones de emergencia, para auto validándonos tener más control emocional.
- Aprender a tomar decisiones: en una empresa, la toma de decisiones siguiendo a William Greenwood es “la elección entre varias alternativas posibles, teniendo en cuenta la limitación de recursos y con el ánimo de conseguir algún resultado deseado”. Por tanto, para que una decisión sea efectiva, el análisis es importante pero también es imprescindible hacerlo en un tiempo determinado, para que el asunto no se estanque, el excesivo análisis conduce a la parálisis. El conocimiento en profundidad del asunto sobre el que se tiene que decidir y las personas involucradas (análisis previo), la escucha (de opciones y alternativas posibles) y el asertividad son tres elementos importantes para tener en cuenta en la toma de decisiones.
Eric Schuler en su libro “Asertividad” (1998), nos propone esta herramienta como ayuda en la toma de decisiones porque es una actitud que permite llevar a la práctica estos tres comportamientos:
- Definir claramente tus objetivos o posturas de acuerdo con tus propios valores.
- Ser capaz de darlo a conocer a un tercero.
- Poder defenderlo sin agresividad, admitiendo que los demás no compartan tus valores.
Y por último y no por ello menos importante, a partir de los tres aspectos enumerados anteriormente, deberíamos de ser capaces de visualizar el resultado de la decisión en el medio y largo plazo para considerar el impacto en términos de coste / beneficio, con pensamiento crítico.
- Aprender a gestionar conflictos y negociar: Adam Smith que dice: – “la mejor manera de satisfacer los intereses propios es cuidando los intereses de aquellos que tienen lo que uno quiere”. Es interesante trabajar bien los tres elementos del conflicto que son los hechos, las emociones y las personas, para de esta manera avanzar hacia una negociación en la que sabiendo nuestros límites y los del otro seamos capaces de ofrecer soluciones creativas y alternativas en las que ambas partes se queden contentas.
En esta nueva era en la que hay cambios demográficos, han cambiado los negocios, y la industria más rentable es la que tiene que ver con lo digital; Google, Amazon, Netflix. Los despachos y asesorías jurídicas están cambiando, despachos como Axiom, Riverview Law y Ambar lo atestiguan. ¿Qué es lo que está pasando ahora?, ¿Por qué fallan abogados que parecían perfectos para el puesto?, ¿Por qué tienen éxito abogados que son buenos, pero no brillantes? El desarrollo de nuevas habilidades es una de las respuestas importantes a estos planteamientos. En este sentido, en 2016, el Foro Económico Mundial en su informe “The Future of Jobs” predecía que, en 2020, más de una tercera parte de las competencias deseadas serían distintas de aquellas consideradas relevantes para los puestos de trabajo en ese momento,
Paula Fuentes, socia directora de F&B Consultores.